
Desde lejos no se ve.
En determinados momentos de la vida, la locura lejana, distante de otros perturbados y recluidos irrumpe en la cordura cotidiana de las personas. No se trata de un trastorno psiquiátrico severo, sino de inexplicables pensamientos, sentimientos o conductas que pueden exhibir por momentos cualquier ser humano "en sus cabales".
De cerca nadie es normal.
Pero ¿qué es lo considerado normal? ¿Lo que impone la sociedad como modelo de "persona"? ¿ Acaso aquel que tiene su propio pensamiento y poder de desición, aquel que no sigue al resto, no es considerado normal? Qué concepto tan errado tenemos, qué concepto tan errado nos impusieron.
Cualquier persona puede percibir cómo su mente pasa rápidamente de un pensamiento elevado a otro banal, mezquino, torturante, o cómo aparecen ideas, deseos que no se corresponden con los esquemas mentales habituales.
Las adicciones, la inestabilidad emocional como la depresión, el malhumor o aquellas emociones más secretas como los celos, el odio y la envidia pueden llevarnos a la locura. Estas reacciones que tienen o (me incluyo en esto) tenemos personas aparentemente "normales" nos llevan a afirmar que aún el más civilizado y cuerdo es portador de una cuota de locura, el hombre es un animal irracional.
Todos estamos muy cerca de la locura. Todos estamos dotados de una capacidad potencial de irracionalidad que en ciertos momentos nos puede hacer funcionar igual que una persona con un trastorno grave. La única diferencia es que en un caso es transitorio, y en el otro ese trastorno es permanente. Todos somos locos en potencia, ante cierta situación podemos tener ciertas reacciones locas. Que la emoción capte la mente, la capacidad de pensar, es una potencialidad que tenemos todos.
La línea divisoria entre la patología y la salud mental es una frontera tenue y móvil. Hay tres conceptos que se consideran signos de salud. Uno, personal, que yo no tenga manifestaciones emocionales o pensamientos que me perturben o me hagan sufrir. Pero eso sólo no alcanza. El segundo tiene que ver con los otros: que lo que yo haga o deje de hacer no haga daño a los demás. Y el tercero es que sea útil positivamente para la sociedad. Cuando una persona se va de alguno de estos parámetros cruzó la frontera, algunos cruzan un pasito y otros mucho más. Algunos tienen retorno y otros no.
¡Definitivamente, estoy total y completamente loca!
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