domingo, 30 de agosto de 2009

Soy mi propia enemiga.
Yo y mi otro yo están en guerra, y ninguna de las dos partes quiere ceder.
Una parte de mí quiere seguir adelante; la otra se muere de ganas de abandonar este mundo.
Una quiere quedarse y afrontar todos mis problemas; la otra quiere salir corriendo hacia cualquier lugar, escapar...
Una se siente una mierda; a la otra no le importa nada.
Una vive de recuerdos que en algún momento me hicieron feliz; la otra vive mi triste realidad.
Una tiene esperanzas de que todo vuelva a estar bien; la otra está desilusionada.
Una quiere seguir arriesgando; la otra está cansada de levantarse para volver a caer una y otra vez.
Ambas viven dentro de mí.
Ambas están cansadas de sufrir.

jueves, 27 de agosto de 2009

Wow, ¿la que escribía ésta mañana era yo?
Qué rápido cambian las cosas, en unas pocas horas se destruyó esa idea que me había formado para ver la vida, para intentar ser feliz.
En muy poco tiempo se fue todo ese optimismo, volvió mi instinto suicida, sí, volvió toda esa mierda.
Y sé que así no voy a llegar a ningún lado, pero no puedo cambiarlo.
Siempre mantuve mis esperanzas e intenté luchar, y hasta hacer lo imposible por conseguir lo que realmente quiero, sí, hasta el último minuto... Pero ya estoy en el tiempo de descuento, y voy perdiendo de una manera irreversible.
Final del partido.
Durante todos estos días, en los que mi estado de ánimo no fue el mejor, en los cuales casi me resigno y me ganan la tristeza y la angustia, me di cuenta de que por algo estoy acá.
Que tengo objetivos en la vida, desde los más pequeños hasta esos que parecen imposibles.
Que nos encontramos en este mundo nada más ni nada menos que para ser felices, y que hay que luchar por lo que uno realmente ama.
Que en el camino que elijamos para concretar nuestros deseos vamos a encontrar demasiados obstáculos, que pueden dejarnos sin fuerzas y hasta sin ganas de continuar; pero esa es la esencia de la vida: aprender a levantarse una y otra vez al caer, y no rendirse nunca.
Porque dicen que lo que no te mata te fortalece, y al levantarnos nuevamente somos mucho más fuertes que antes de hacerlo, y podemos seguir en busca de lo que en verdad anhelamos.
Aprendí también que, a pesar de estar muy mal, siempre mantuve mis esperanzas de que todo vuelva a estar bien... ¡Y es que eso es lo último que se pierde! Porque no existen imposibles, porque todo, por más fantástico que parezca, puede concretarse y ser real.
Alguien me dijo una vez que el momento más oscuro de la noche es justo antes de amanecer, y eso hizo que me de cuenta de que no vale la pena darle protagonismo al dolor, porque como todo, pasa... Y siempre va a estar, porque muchas cosas en este mundo nos lastiman, y ahí aparece el dolor. La vida nos duele, pero no tengo ninguna duda de que vale la pena ser vivida.
No merece que la desprecie como lo hice, porque realmente es lo más importante que tenemos, y vale demasiado como para desear no tenerla.
Voy a intentar vivir sólo buscando la felicidad, mi felicidad, y hacer feliz a todas esas personas que me hicieron o me hacen feliz a mí, es lo mínimo que se merecen.
Tan sólo me gustaría verlos sonreír, sí, y que disfrutemos juntos de todo esto.

martes, 25 de agosto de 2009

Al fin logré salir de la burbuja mágica en la que vivía, en la que imaginaba todo fantástico, pero la mayor parte de las veces no era así.
De repente me encontré con mi realidad, con esa realidad que duele, pero que, al fin y al cabo, es la realidad y no podemos escapar de ella. Aunque durante mucho tiempo fue lo que intenté hacer, esconderme de la realidad que tanto me lastimaba, vivir como lo hacía hasta exactamente el instante anterior a escuchar lo que hubiera preferido nunca enterarme; dibujarme la mejor sonrisa y salir así por el mundo, como si nada hubiera pasado, intentando esconder esa angustia que no me dejaba en paz, escondiendo los escombros de ese mundo que se derrumbaba dentro mío.
¡Y es que no quería acepar esa realidad!
Pero mi cabeza estaba a punto de estallar y mi corazón pedía por favor; hasta que me digné a escuchar las súplicas de mi interior y, aunque el golpe fue duro, choqué con la cruda realidad, me di cuenta de que no podía continuar escapándome.
Y fue ahí cuando, de repente, me descubrí frente a frente con la vida, reclamándole todo eso que no me había dado. Pero hoy me doy cuenta de que, en realidad, no hay nada que reclamar; ella no tiene la culpa de que mi mente y yo hayamos creado un mundo imaginario, en el que las personas que realmente te aman (o al menos eso dicen) quieren lo mejor para vos, no te lastiman ni te quitan las ganas de respirar. Un mundo en el que no existen los finales tristes, tan sólo los felices... aunque, sinceramente, no existen los finales.
Pero ¡Wow, qué distinto es el mundo a mi mundo imaginario! Y qué fácil sería todo sin herirnos por deporte, porque cada vez hay gente más especializada en eso, já! Qué irónico suena.
Y si la vida fuera tan simple, tan fácil, ¿qué sentido tendría? Creo que ninguno... No tendríamos motivos ni objetivos por los cuáles luchar; sería tedioso, y hasta algo triste.
En fin, la vida no es como la imaginé en mis sueños, ni mucho menos. Duele, te angustia, te lastima, pero te regala toda la felicidad posible (si es que sabés buscarla).
Simplemente hay que vivir como si nunca fuésemos a morir,
y amar como si nunca fuera a doler.

lunes, 24 de agosto de 2009

Algo que viva.
Algo que mate.
Algo que escuche y algo que mire.
Algo que escriba.
Algo que borre.
Algo en el viento.
Algo en la lluvia.
Algo de vos...

sábado, 22 de agosto de 2009

Comenzar cada día sin querer vivirlo realmente.
Levantarte para seguir cayendo una y otra vez, sin recompensa alguna.
Seguir intentándolo hasta el cansancio, y darte cuenta de que es en vano.
Darte cuenta de que ya nada tiene sentido.
Darte cuenta de que no podés.
Darte cuenta de que no encontrás soluciones.
Sentir que todo se derrumba a tu alrededor.
Sentirte vacía y sin motivos para seguir.
Sentirte defraudada y sin fuerzas.
Sentirte una mierda.
No querer, no poder, no sentir...
Mi alma se muere de ganas de este cuerpito abandonar, en una feroz implosión que puede resultar despiadadamente vital...

lunes, 17 de agosto de 2009

Si ya estoy destruída por dentro, ¿qué importa también estarlo por fuera?

miércoles, 12 de agosto de 2009

Ya no encuentro nada que me haga bien.
Estoy debastada, desbordada por mis problemas y por todas esas cosas que me hacen mierda.
Cada vez que estoy mal acudo a las tijeras, sí, pueden pensar que soy una enferma, que estoy loca... Pero, sinceramente, es lo único que puede calmarme, aunque sea por instantes.
Sí, porque después quedan las marcas, y tengo que andar escondiéndolas, porque sé que nadie va a entenderme.
Porque yo puedo irme tranquilamente de este mundo, que nadie va a notar mi ausencia.
Porque a nadie le importo realmente.
Porque a nadie le interesa lo que me pasa o lo que deja de pasarme.
Estoy harta de mí, de lo que soy, de no poder solucionar nada en mi vida.
HartaHartaHartaHartaHartaHartaHartaHartaHartaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa !

People don't understand; I feel hopeless !



¡¿Alguien puede ayudarme?! Juro que sola no puedo .

domingo, 9 de agosto de 2009

Angustia.
Dolor en el alma.
El filo metálico se hunde despacio.
Brota la sangre, arde el cuerpo.
Alivio.
Efímera sensación de descarga.
Más angustia.
Vergüenza.
Dolor físico.
Desesperación.
Todo vuelve a empezar,
con más virulencia.
Las marcas quedan...
y a la pesadilla se suma el silencio y la incomprensión.
Uno no se lastima para matarse, tampoco por placer, mucho menos por moda.
Uno se lesiona como reacción extrema a un estado que desborda; es como una droga que mata, pero mientras tanto te alivia un rato. Parece una salida, pero es más bien la entrada a un infierno.
El corte aparece ahí donde no hay palabra
. Ante la angustia profunda, opera como un drenaje que en un primer momento genera cierta satisfacción. Termina transformándose en una práctica íntima y ritualizada.
La autoagresión alivia, sí, aunque dura muy poco. Después duele la lastimadura, está la cicatriz, te sentís muy mal, te arrepentís.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Yo creo que detrás de cada sonrisa se esconde una historia...
Puedo vivir riéndome, con una sonrisa enorme en los labios, y estar muriendo por dentro.

Aunque eso es como ponerle una curita a una herida de bala... Es, de alguna manera, intentar tapar o no demostrarle al otro lo que uno siente, o el mal momento que está pasando.

Sin embargo, el tiempo sigue pasando y uno sigue sintiendo esa misma angustia adentro; se sigue sintiendo solo y sin fuerzas para seguir. Y llega un punto en el que, cuando uno ya intentó de todas las maneras que pudo estar bien, no sabe que hacer.

Sinceramente estoy muy cansada de sentirme así; harta de mantener mis esperanzas como si en este mundo no existieran imposibles, como si lo que sueño fuera a hacerse realidad!
Les juro que todo el tiempo intento la felicidad, pero al final siempre es lo mismo: termino con un fracaso más, desilucionada por esta vida, deseando que todo se solucione...

Y, como siempre, esperando tener conmigo a las personas que amo inexplicablemente, que son lo más importante que tengo en este mundo, las únicas capaces de hacerme feliz...
Ojalá algún día logren darse cuenta y puedan entender que los necesito, que no puedo vivir sin ellos...
Lloré hasta sentir las lágrimas secarse en mis dedos. Lloré hasta respirar profundo y darme cuenta de que ya nadie me hacía bien. Lloré hasta entender que estaba sola y desprotegida en este lugar. Lloré hasta perder la conciencia y sentirme completamente inútil. Lloré, porque comprendí que nada era capaz de hacerme sentir viva y, hasta a veces, poder arrancarme una sonrisa; nada podía ser tan sorprendente y real al mismo tiempo. Lloré porque sentí tu ausencia, esa que hasta hoy nunca había estado, y por fin logré darme cuenta de que en realidad, aunque me cueste aceptarlo, no es culpa de nadie ni de nada lo que me sucede. Lloré, porque por primera vez en mi vida me sentí realmente sin apoyo, sin amigos, ni nadie a quien recurrir cuando la soledad corta mis palabras y ahoga mi respiración, gozando una dulce venganza de mis errores y tropiezos. Y fue así como me ví de nuevo en esta habitación tratando de recordarte, recogiendo los pedazos de tu boca, armando de a poco tu risa y sepultando otras voces, para poder entre ellas distinguir tus susurros; y sin querer entenderlo, cuando ninguna de las fichas encajaba, entendí que te había olvidado y que además, había olvidado tantos sueños y tantos otros recuerdos felices. Lloré, porque sólo tenía viejos recuerdos, algunas imágenes borrosas de las que casi no distinguía tu lejana y triste mirada. Lloré hasta creerme feliz por un instante, hasta que sin motivos empecé a reír sin parar, sin llegar a entender completamente qué estaba haciendo. Lloré hasta verte al lado mío, secando con tanto amor mis lágrimas, tratando de aliviar mi llanto. Lloré, porque de alguna manera me estaba resignando a seguir cada minuto y cada segundo sin tu compañía. Lloré porque creía sentirme fuerte y comprendí que vos me dabas esa fuerza capaz de hacerme sentir el aire rozar con mis labios; lloré porque nunca te diste cuenta de que todo lo que hacía era solamente por vos, porque nunca sentí que mi esfuerzo era suficiente para que te sintieras orgulloso de mí. Lloré, porque vivía cada día sin vivirlo, creyéndome feliz, convenciéndome de que todo lo que hacía estaba bien. Vivía sólo para entregarte hazañas, mis energías, mi vida en un segundo y poder sonreír al saber que te quedarías sólo por mí. Y después de eso, volví a entender que cada cosa que hacía era inútil, que a nadie le importaba verdaderamente lo que hacía o dejaba de hacer. Y lloré, para descargar de una vez por todas, todo el dolor que me ocasionaba sentirme tan poca cosa, de pronto me había olvidado de cómo era sentirse orgullosa de una misma, lloré porque te extrañaba por primera vez y no podía hacer nada para recuperarte. A pesar de mis intentos siempre hay algo que supera mis fuerzas y me derriba haciendo caer una y otra vez de la misma forma, en el mismo lugar, lastimando mi dignidad. Fue así, que al saber que te habías ido perdí todas las ganas de seguir; tal vez me acostumbre demasiado a tenerte cerca y a que me transmitieras cada día un poquito de tu filosofía, porque de cada día hacías una historia diferente. Antes de que llegaras no confiaba en nadie, ni siquiera en mí, y la verdad es que siempre supe que algún día te iba a perder, porque lo bueno nunca dura mucho (al menos para mí) y lloré como tantas otras veces, a escondidas, para no defraudarte. Lloré, porque te necesitaba más que nunca, más que siempre y la noche recién comenzaba.

Y me muero por tenerte junto a mí, cerca ...
Te miro,
no estas ahí.
Te pienso,
no estas aquí.
Te sueño,
y no estas allí.
Creo mirarte, pensarte y soñarte
a pesar que no estas...


And you say you belong to me and ease my mind. Imagine how the world could be, so very fine, so happy together... I can't see me loving nobody but you for all my life. When you're with me, baby the skies'll be blue for all my life. Me and you and you and me, no matter how they toss the dice, it has to be the only one for me is you, and you for me, so happy together...

... Y si para nuestro amor no encuentro un buen adjetivo es porque te amo mucho, mucho más del 'te amo' que te digo
Todos buscan el amor perfecto, un amor sin problemas, un amor color de rosa, un amor que no existe. No intenten amar sin sufrir, mucho menos sin llorar, porque tanto amor por lo menos una lágrima ha de derramar. Así que no intenten encontrar un amor que no existe porque se pueden decepcionar y entonces, entonces si sufrirán.

"A orillas del río Piedra me senté y lloré. Cuenta una leyenda que todo lo que cae en las aguas de este río – las hojas, los insectos, las plumas de las aves – se transforma en las piedras de su lecho. Ah, si pudiera arrancarme el corazón del pecho y tirarlo a la corriente; así no habría más dolor, ni nostalgia, ni recuerdos.
A orillas del río Piedra me senté y lloré. El frío del invierno me hacía sentir las lágrimas en el rostro, que se mezclaban con las aguas heladas que pasaban por delante de mí. En algún lugar ese río se junta con otro, después con otro, hasta que - lejos de mis ojos y de mi corazón - todas esas aguas se confunden con el mar.
Que mis lágrimas corran así bien lejos, para que mi amor nunca sepa que un día lloré por él. Que mis lágrimas corran bien lejos, así olvidaré el río Piedra, el monasterio, la iglesia en los Pirineos, la bruma, los caminos que recorrimos juntos.
Olvidaré los caminos, las montañas y los campos de mis sueños, sueños que eran míos y que yo no conocía.
Me acuerdo de mi instante mágico, de aquel momento en el que un "sí" o un "no" puede cambiar toda nuestra existencia. Parece que sucedió hace tanto tiempo y, sin embargo, hace apenas una semana que reencontré a mi amado y lo perdí.
A orillas del río Piedra escribí esta historia. Las manos se me helaban, las piernas se me entumecían a causa del frío y de la postura, y tenía que descansar continuamente.
- Procura vivir. Deja los recuerdos para los viejos – decía él.
Quizá el amor nos hace envejecer antes de tiempo, y nos vuelve jóvenes cuando pasa la juventud. Pero ¿cómo no recordar aquellos momentos? Por eso escribía, para transformar la tristeza en nostalgia, la soledad en recuerdos. Para que, cuando acabara de contarme a mí misma esta historia, pudiese jugar en el Piedra; eso me había dicho la mujer que me acogió. Así - recordando las palabras de una santa - las aguas apagarían lo que el fuego escribió.
Todas las historias de amor son iguales."

River Plate (L)

River Plate (L)
Gracias por tantas alegrías... El más grande sigue siendo River Plate