domingo, 28 de junio de 2009

Es tan absurdo todo.
Él se volvió tan importante en mi vida,
se convirtió en mi mundo,
en alguien indispensable para mí.
Lo consideraba, e incluso sigo considerándolo, el amor de mi vida...
La persona con la cual quiero compartir el resto de mis días.
Pero ese es el tema, nadie tiene asegurado el futuro. Yo no sé si mañana voy a despertarme con vida, yo no sé si me quedan días para disfrutar. Y sin embargo, sabiendo todo esto, no aprovecho cada hora como tendría que hacerlo.
Dicen que hay que vivir cada día como si fuera el último, y solemos subestimar de alguna manera esto; por no ser trágicos no pensamos en el último día. Le tenemos miedo a la muerte, y me incluyo en esto! Pero al fin y al cabo, desde el momento en que nacemos tomamos conciencia de que somos seres mortales, que la muerte es parte de la vida, es algo natural y completamente normal. Sólo que no podemos aceptarlo, que nos cuesta admitirlo.
Y si yo tomo conciencia de que hoy puede ser mi último día en este mundo, debería vivirlo como tal. Y si me preguntan qué haría, creo que no me alcanzarían las horas...
Pero es ahí cuando me doy cuenta de que todo gira en torno a él, de que todo es en base a él.
Porque, sinceramente, no pasa un sólo segundo en el que no piense en él, en el que no recuerde cada momento que pasamos juntos. Y ahí es cuando lloro, una vez más desilucionada por la vida, y pidiendo que esos momentos felices vuelvan.

Estoy cansada, harta de todo esto, no aguanto más, y tengo miedo de no poder superarlo, de no poder sobrevivir.

sábado, 27 de junio de 2009


Qué difícil se me hace respirar últimamente...

Me siento tan mal al despertarme cada día y descubrir que, según mis pulsaciones, estoy viva. Me doy cuenta de que hay un nuevo día que espera ser vivido; y sinceramente, no tengo ganas de hacerlo. Me siento muerta en vida, sí, ya no siento nada.

¿Para qué seguir? Si lo único que hago es sufrir y estar mal, y esperar la noche para llorar y descargar toda esa angustia que siento adentro, y preguntarme una vez más cuándo va a terminarse todo este dolor.

Y me siento la peor diciendo esto, queriendo morir. Sé que puedo defraudar a mucha gente, pero ¿saben qué? Ya me defraudé a mi misma... Sí, todas esas veces en que me prometí no volver a enamorarme, no volver a sufrir.

Me odio por el simple hecho de no aprovechar cada segundo de vida, por no querer estar más en este mundo... Me odio porque me sobran las ganas de morirme o de matarme, pero me falta el coraje para hacerlo.
Cuando la realidad conocida se rompe, lo seguro y oredenado se vuelve caótico. El mundo parece hostil y nada puede aliviar la incertidumbre y la inseguridad.

jueves, 25 de junio de 2009

Un tiempo de imapsse entre la parálisis y el deseo de salir corriendo hacia un lugar donde esto no esté pasando, la fantasía de despertar y que todo sea nada más que un sueño.

miércoles, 24 de junio de 2009

No puedo más...
El negador vive en un mundo de ficción, donde lo perdido todavía no se fue, donde el muerto vive, donde lo que pasó nunca pasó. No es el mundo mágico donde todo se resolvió felizmente, sino la realidad detenida en el momento en que todo estaba por comenzar. El universo congelado un instante antes de enterarme de lo que hubiera preferido no enterarme.
... pensar en el engaño de todos los que nos ayudaron a creer que podríamos conservar para siempre lo que amábamos, y que todo lo deseado podía ser eterno !
Y puedo aferrarme a mis sueños, como me aferro a mis realidades, como me aferro a mis relaciones... Cuando la realidad me demuestra que esto no va a suceder, es como si algo muriera; y como con las personas, tiendo a quedarme aferrada a esta fantasía...
Vivir sin tí es posible, sin mayor dificultad.
Vivo porque me despierto, como salgo y duermo, porque juego al dominó. Porque ha dicho mi doctor, después de tomarme el pulso, que mis signos vitales anuncian que estoy viva.
Vivo porque aún respiro y porque salgo a caminar.
Vivo porque así es la vida, aunque hay que mencionar, que vivir no es estar viva, vivir para mí eres tú.
Vivo porque así le llaman a ese combustible absurdo de moverse por ahí.
Vivo como lo hacen todos.
Vivo porque algunos creen que es abrir los ojos.
Vivo aunque me muero a diario, porque tú ya no estás, y vivir no es estar viva, vivir para mí eres tú.
Vivo sin ningún problema, aunque cada instante muere sin valer la pena.
Vivo porque sobrevivo, porque, aunque no quiera, tengo que cargar conmigo.
Vivo, aunque le tengo miedo a vivir muriendo, o a morir en vida.

martes, 23 de junio de 2009

Si uno no ama no sufre, porque el que ama se arriesga a sufrir. Y yo digo: es más que un riesgo, porque en cada relación amorosa comprometida un poquito de dolor va a haber, aunque más no sea el dolor de descubrir nuestras diferencias y de enfrentar nuestros desacuerdos. Pero este compromiso es la única manera de vivir plenamente, y vivir vale la pena...

¿Qué es lo que me hace sufrir? El tema está en mi apego, en mi manera de relacionarme con mis deseos. El problema es no saber entrar y salir de las situaciones. No poder aceptar la conexión y la desconexión con las cosas. No haber aprendido que el obtener y el perder son parte de la dinámica normal de la vida considerada feliz.

Tal vez me comprometa demasiado con las cosas, tal vez me dejo afectar por situaciones que no valen la pena pero que para mí, en algún punto, son importantes...

Tal vez no aprendí a tener esa sonrisa a pesar de todo, a sonreírle al mundo mientras mi mundo interior se derrumba...

Tal vez no aprendí que la realidad no es como la imagino, como yo quiero que sea; no es como en mis sueños, y no saben cómo duele eso...
Sufrimos, dicen los que saben, porque hay algo deseado que no tenemos, porque algo estamos perdiendo, porque creemos que para algunas cosas ya es tarde...

Pero no parecemos dispuestos a renunciar a nada de lo deseado. Aunque sabemos que gran parte de nuestro sufrimiento proviene de lo que hacemos diariamente para tener estas cosas, nadie consigue hacernos creer que si renunciamos a esto dejaríamos de sufrir.

lunes, 22 de junio de 2009

Si uno quiere un seguro contra el sufrimiento, no amar podría ser la prima a pagar. No enredarse afectivamente con nada ni con nadie. Posiblemente no consigas no sufrir, pero sufrirás mucho menos; lo que seguramente perderás en el trato es la posibilidad de disfrutar. Porque no hay forma de disfrutar si estoy escapando obsesivamente del sufrimiento. Y la manera de no padecer "demás" no es no amar, sino que es no quedarse pegado a lo que no está. La manera es disfrutar de esto y hacer lo posible para que sea maravilloso, mientras dure. Quiero decir, vivo comprometidamente cada momento de mi vida, pero no vivo mañana pensando en este día de ayer que fue tan maravilloso. Porque mañana debo comprometerme con lo que mañana esté pasando para poder hacer de aquello también una maravilla. Mi idea del compromiso es la del anclaje a lo que está pasando a cada momento y no a lo que vendrá después. Y creo que quedarse pegado a las cosas es vivir cultivando el pasado, cultivando lo que ya no es.

Me guste o no, voy a ser abandonada por cada persona, por cada cosa, por
cada situación, por cada etapa, por cada idea... Tarde o temprano, pero
inevitablemente. Y si así no fuera, si yo me muriera antes de que me dejen y no
quiero aceptar que de todas maneras todo seguirá sin mí, deberé admitir que seré
yo la que abandona, y sería innoble no estar alerta, para no reterner, para no
atrapar, para no apegar, para no encerrar, para no mentir falsas eternidades
incumplibles.

sábado, 20 de junio de 2009

Es tan difícil todo, tan complicado...
Me cuesta tanto entender ciertas cosas, me duele tanto darme cuanta de que todo en mi vida está mal.
No puedo encontrar respuestas ni soluciones, me siento la peor.
No le encuentro sentido a nada, me quedé sin las pocas razones que tenía para seguir.
Estoy triste, sin ganas de nada, sin motivos felices...
Love is in the air

miércoles, 3 de junio de 2009

Me siento mal.
Me siento triste.
Me siento vacía, y hasta sola.
Siento una angustia adentro que no me deja tranquila.
Siento que todo lo que hasta hace unos pocos días me hacía feliz, hoy es el motivo de mi dolor.
Me siento una estúpida ilusionada.
Siento que no puedo seguir.
Siento miedo de perderlo.
Siento impotencia al no poder retenerlo.
Siento que nada de lo que hice y hago es suficiente.
Me siento la más ilusa, porque todos los días me despierto con la esperanza de que todo cambie, de que todo vuelva a estar bien, como antes... pero cada día que pasa todo empeora en mi vida.
Siento ganas de llorar, de gritar, de mandar todo a la mierda.
Tal vez me acostumbré a necesitarlo, a tenerlo conmigo; pero me acostumbré y lo necesito siempre, y me duele tanto no tenerlo...
Siento que vivo de recuerdos, de recuerdos de esos momentos lindos, felices, esos momentos que quiero que vuelvan.
Siento que no voy a aguantar, que no voy a soportar todo esto. Y, sinceramente, si esta es mi vida, no quiero vivirla.
Lloré hasta sentir las lágrimas secarse en mis dedos. Lloré hasta respirar profundo y darme cuenta de que ya nadie me hacía bien. Lloré hasta entender que estaba sola y desprotegida en este lugar. Lloré hasta perder la conciencia y sentirme completamente inútil. Lloré, porque comprendí que nada era capaz de hacerme sentir viva y, hasta a veces, poder arrancarme una sonrisa; nada podía ser tan sorprendente y real al mismo tiempo. Lloré porque sentí tu ausencia, esa que hasta hoy nunca había estado, y por fin logré darme cuenta de que en realidad, aunque me cueste aceptarlo, no es culpa de nadie ni de nada lo que me sucede. Lloré, porque por primera vez en mi vida me sentí realmente sin apoyo, sin amigos, ni nadie a quien recurrir cuando la soledad corta mis palabras y ahoga mi respiración, gozando una dulce venganza de mis errores y tropiezos. Y fue así como me ví de nuevo en esta habitación tratando de recordarte, recogiendo los pedazos de tu boca, armando de a poco tu risa y sepultando otras voces, para poder entre ellas distinguir tus susurros; y sin querer entenderlo, cuando ninguna de las fichas encajaba, entendí que te había olvidado y que además, había olvidado tantos sueños y tantos otros recuerdos felices. Lloré, porque sólo tenía viejos recuerdos, algunas imágenes borrosas de las que casi no distinguía tu lejana y triste mirada. Lloré hasta creerme feliz por un instante, hasta que sin motivos empecé a reír sin parar, sin llegar a entender completamente qué estaba haciendo. Lloré hasta verte al lado mío, secando con tanto amor mis lágrimas, tratando de aliviar mi llanto. Lloré, porque de alguna manera me estaba resignando a seguir cada minuto y cada segundo sin tu compañía. Lloré porque creía sentirme fuerte y comprendí que vos me dabas esa fuerza capaz de hacerme sentir el aire rozar con mis labios; lloré porque nunca te diste cuenta de que todo lo que hacía era solamente por vos, porque nunca sentí que mi esfuerzo era suficiente para que te sintieras orgulloso de mí. Lloré, porque vivía cada día sin vivirlo, creyéndome feliz, convenciéndome de que todo lo que hacía estaba bien. Vivía sólo para entregarte hazañas, mis energías, mi vida en un segundo y poder sonreír al saber que te quedarías sólo por mí. Y después de eso, volví a entender que cada cosa que hacía era inútil, que a nadie le importaba verdaderamente lo que hacía o dejaba de hacer. Y lloré, para descargar de una vez por todas, todo el dolor que me ocasionaba sentirme tan poca cosa, de pronto me había olvidado de cómo era sentirse orgullosa de una misma, lloré porque te extrañaba por primera vez y no podía hacer nada para recuperarte. A pesar de mis intentos siempre hay algo que supera mis fuerzas y me derriba haciendo caer una y otra vez de la misma forma, en el mismo lugar, lastimando mi dignidad. Fue así, que al saber que te habías ido perdí todas las ganas de seguir; tal vez me acostumbre demasiado a tenerte cerca y a que me transmitieras cada día un poquito de tu filosofía, porque de cada día hacías una historia diferente. Antes de que llegaras no confiaba en nadie, ni siquiera en mí, y la verdad es que siempre supe que algún día te iba a perder, porque lo bueno nunca dura mucho (al menos para mí) y lloré como tantas otras veces, a escondidas, para no defraudarte. Lloré, porque te necesitaba más que nunca, más que siempre y la noche recién comenzaba.

Y me muero por tenerte junto a mí, cerca ...
Te miro,
no estas ahí.
Te pienso,
no estas aquí.
Te sueño,
y no estas allí.
Creo mirarte, pensarte y soñarte
a pesar que no estas...


And you say you belong to me and ease my mind. Imagine how the world could be, so very fine, so happy together... I can't see me loving nobody but you for all my life. When you're with me, baby the skies'll be blue for all my life. Me and you and you and me, no matter how they toss the dice, it has to be the only one for me is you, and you for me, so happy together...

... Y si para nuestro amor no encuentro un buen adjetivo es porque te amo mucho, mucho más del 'te amo' que te digo
Todos buscan el amor perfecto, un amor sin problemas, un amor color de rosa, un amor que no existe. No intenten amar sin sufrir, mucho menos sin llorar, porque tanto amor por lo menos una lágrima ha de derramar. Así que no intenten encontrar un amor que no existe porque se pueden decepcionar y entonces, entonces si sufrirán.

"A orillas del río Piedra me senté y lloré. Cuenta una leyenda que todo lo que cae en las aguas de este río – las hojas, los insectos, las plumas de las aves – se transforma en las piedras de su lecho. Ah, si pudiera arrancarme el corazón del pecho y tirarlo a la corriente; así no habría más dolor, ni nostalgia, ni recuerdos.
A orillas del río Piedra me senté y lloré. El frío del invierno me hacía sentir las lágrimas en el rostro, que se mezclaban con las aguas heladas que pasaban por delante de mí. En algún lugar ese río se junta con otro, después con otro, hasta que - lejos de mis ojos y de mi corazón - todas esas aguas se confunden con el mar.
Que mis lágrimas corran así bien lejos, para que mi amor nunca sepa que un día lloré por él. Que mis lágrimas corran bien lejos, así olvidaré el río Piedra, el monasterio, la iglesia en los Pirineos, la bruma, los caminos que recorrimos juntos.
Olvidaré los caminos, las montañas y los campos de mis sueños, sueños que eran míos y que yo no conocía.
Me acuerdo de mi instante mágico, de aquel momento en el que un "sí" o un "no" puede cambiar toda nuestra existencia. Parece que sucedió hace tanto tiempo y, sin embargo, hace apenas una semana que reencontré a mi amado y lo perdí.
A orillas del río Piedra escribí esta historia. Las manos se me helaban, las piernas se me entumecían a causa del frío y de la postura, y tenía que descansar continuamente.
- Procura vivir. Deja los recuerdos para los viejos – decía él.
Quizá el amor nos hace envejecer antes de tiempo, y nos vuelve jóvenes cuando pasa la juventud. Pero ¿cómo no recordar aquellos momentos? Por eso escribía, para transformar la tristeza en nostalgia, la soledad en recuerdos. Para que, cuando acabara de contarme a mí misma esta historia, pudiese jugar en el Piedra; eso me había dicho la mujer que me acogió. Así - recordando las palabras de una santa - las aguas apagarían lo que el fuego escribió.
Todas las historias de amor son iguales."

River Plate (L)

River Plate (L)
Gracias por tantas alegrías... El más grande sigue siendo River Plate